Siempre he creído en eso de que el sufrimiento es liberador del arte. Que sólo el dolor, quizás más el espiritual que el físico (aunque no siempre, me acuerdo

(Es raro, pero, dados mis últimos, digamos, acontecimientos emocionales, voy a incluir en ese sufrimiento el dolor y el miedo que provoca la felicidad intensa y tangible, aunque ese sea es otro tema...).
El sufrimiento de Diane Arbus me conmueve. Lo hace a través de la interpretación de Nicole Kidman en la reciente Diario de una obsesión (vaya, también me conmovió muchísimo su creación, la de la Kidman, digo, de otra “doliente” y suicida, Virginia Wolf, en Las horas), pero también y sobre todo a través de sus fotografías. Son raras, como ella (siempre desubicada entre los "normales") y los seres que retrata. Y también son directas y casi agresivas, me hacen sentir incómod

Diane se suicidó en julio de 1971. Cuentan que odiaba el verano. Su hermano le escribió una poesía. “Para D. Muerta por su propia mano”. La copio aquí, con el párrafo que más me duele en negrita…
“Mi querida, me pregunto si antes del fin
pensaste en aquel juego de niños al que seguramente jugaste,
en el que corres por encima del estrecho muro de un jardín
imaginando que es la cima de una montaña
con insondables precipicios a ambos lados y
cuando sentiste que perdías el equilibrio saltaste,
porque temías caer, y pensaste
sólo por un instante: es ahora cuando muero.
Eso fue hace una vida.
Ahora ya no estás, te negaste a seguir jugando
el juego de los adultos en el que,
manteniendo el equilibrio en la cima que corona la oscuridad
se sigue corriendo sin mirar abajo
y nunca se salta por temor a caer”.
2 comentarios:
Tú y yo, yo y tú, llevamos un tiempo saltando, jugando como niños y con miedo a caer, y casi no hemos empezado. Felicidades. Te amo.
(¿Odiar el verano es para contarlo?)
Amiga, me has emocionado de nuevo...te quiero mucho
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